Documentación adjunta

Retomo una reflexión de Cassandra Rock, compañera del Curso Online de Narrativa, impartido por Alejandro Quintana, ¿es necesario documentarse para escribir?

Se puede seguir la conversación así como otras aportaciones, pues de momento es un grupo abierto.

Para mí la respuesta es obvia: hay que documentarse.

Cuando hacemos trabajos académicos, es imprescindible buscar información, y añadir la lista de bibliografía consultada.

En la narrativa, de ficción o no, también lo haremos, sin detallar estas fuentes. Trabajo previo, o labor que haremos a medida que vamos desarrollando la historia.

Prefiero escribir sobre aquello que conozco bien, ya sean ambientes o situaciones. Sobre lo que he visto, oído, olido, sentido y tocado. Lo que me ha tocado vivir. Ambientar mis historias en escenarios que he pateado, saber por dónde piso. Otra cosa es que me invente a los personajes, aunque siempre a partir de personas conocidas. La trama será inventada, pero salpicada de anécdotas más o menos reales.

Este proceder es una elección propia (ni más ni menos válida que otra). Cada cual elige su manera. A mí me funciona esta. Tal vez no haga prueba de gran imaginación, o sea una muestra de priorizar la observación sobre la invención. El caso es que, al escribir sobre lo que he vivido o vivo, el resultado está anclado en lo cotidiano, y siempre hay quien me pregunta si es autobiográfico. La última vez ha sido Lucía al leer mi relato Té para dos. No, las historias que cuentas no tienen por qué ser tu bitácora, pero sí algo que te ha tocado de cerca (en mi caso, repito).

Sea cual sea tu método, tu estilo o tu técnica, documentarte será trabajo de campo. Tenemos al alcance muchos recursos para hacerlo. No los despreciemos.

Sigo los consejos de Simenon, un escritor que me apasiona. Él solía escribir sobre aquello que conocía bien, pero si  traspasaba esos límites ubicando la acción en un lugar desconocido, procuraba tener a mano un plano y hasta un horario de transportes, para que sus personajes pudieran circular sin problemas. Suscribo método.

En esa tarea, previa o paralela a la escritura, adquirimos conocimientos. Ampliamos horizonte y surgen ideas o detalles en los que quizá no habríamos reparado.

Eludirlo sería correr riesgos: caer en lo inverosímil, en lo poco creíble. En anacronismos. Errores que muchos lectores no estarán dispuestos a perdonarnos.

Aunque escribamos basándonos en nuestra experiencia, no está de más leer documentos, escuchar sonidos, visionar vídeos, buscar fotos, etc. Nuestra frágil memoria podría traicionarnos. Repasemos datos. Verifiquemos nuestra información. Busquemos segundas opiniones. Documentarse puede servirnos, también, para rellenar esos tiempos muertos, momentos de bloqueo en los que no sabemos muy bien hacia adónde tirar con nuestro borrador.