El de qué va


¿De qué va la novela?, pregunta que aborrezco.

¿Quieres que te la cuente, en cuatro palabras? ¿Para qué las otras cuarenta mil?

Un escritor ya encasillado se zafará; se sabe: escribe negro o rosa, ficción o no ficción.

Uno novato, escribidor como yo, lo tiene más crudo. De su mano queda señalar la casilla. ¿Cuál? ¿Literatura con mayúsculas? ¿Ficción? ¿Literatura femenina (como si tuviera sexo, el libro…)? ¿Narrativa universal?, por dios suena grande. Entonces, ¿qué?

Entonces, peonces.

Bien, que no se diga: pito, pito, gorgorito, le pondremos esa. Por ejemplo. La más indefinida de las categorías.

También, al escritor de a pie, le tocará redactar la reseña. Contar la trama en un par de renglones, el dichoso «de qué va». Medirá sus palabras: no destripar (ya la palabra «sinopsis» suena a quirófano); tampoco quedarse parco: ese pequeño espacio en blanco, su cartel publicitario.

De acuerdo, lo rellena. Lo rellena. No se queda satisfecho, pero algo habrá que poner.

Algo hay que contestar cuando te preguntan de qué va… Contestas al tuntún. Farfullas el argumento, que suena pobre. No has querido soltar ni una palabra más. Mejor se la leen, la novela. Por curiosidad.

Buscando algo que leer, darle de comer al lector, ves todo ordenado en estanterías, en un afán casi maniático: ficción juvenil, vampiros y damiselas, zombies, romántica, autoayuda, novela histórica, género negro, terror…

Solo busco algo para leer, algo bueno si es posible, algo que me entretenga y me sosiegue un buen rato… No me cuentes la película, no seas cruel. Ya yo, después, me encargaré de colocar el libro donde me parezca. O de tirarlo al contenedor.

Entiendo la pregunta, el dequéva. Igual queremos decir: ¿escribes para niños, aventuras juveniles, o libros para adultos? ¿Novela, cuentos, poesía, teatro? Más allá… Más allá quedan las cuarenta mil palabras (o las que sean) por leer.

Tu comentario

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑