Por vergüenza


Escribir es desnudarse (también).

Desnudarse en público da apuro, salvo que seas profesional y, entonces, sientes vergüenza ajena al ver la parte más bruta del público. O ya no sientes.

Por mucho biombo que interpongas llega el momento de salir en cueros. A veces, hay suerte y puedes quedarte con la parte de abajo. Desnudarte solo de cintura para arriba. Pero es un quedarse en bragas, quieras o no. Aunque al escribir pongas «braguitas», un diminutivo que jamás emplearías en tu vida cotidiana. Dices «bragas», o calzoncillos (vale, gayumbos…)

Desnudarse a palo seco no tiene nada que ver con tostarte en una playa nudista, por ejemplo. En esa playa otros se bañan como vinieran al mundo. Tú, una más.

Cuando escribes estás sola con tu desnudez. Da cosa. Pudor o vergüenza, o lo que sea. Te sientes vulnerable, aunque tires del retoque y enfoques con luz tenue. Estás desnuda. Vulnerable. Y eso da vergüenza.

No encuentro nada sobre esa emoción, y eso que rebusco en manuales de auto ayuda para escritores principiantes, que si estructura, que si trama, que si personajes, que si tema, que si voz… ¿Y la vergüenza dónde se esconde?

No se trata del «qué dirán». Lo más seguro, que no digan nada, o casi nada. Cuestión de poner eso, y no lo otro. De callar lo que no se puede decir. Ni escribir. No herir sensibilidades. No desvelar secretos. Decir entre líneas, algo así como quedarse, al menos, con la parte de abajo.

6 respuestas a “Por vergüenza

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  1. Pues bueno, sí y no. Depende de la temática, tal vez desnudas esa parte del cerebro que se concentra en los sueños, en tus deseos, en tu imaginación… Lo que me gusta de tu exposición es que realmente es difícil desnudarse en público, porque la vulnerabilidad aumenta considerablemente. Y prefieres quedarte en bragas…

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  2. A veces escribiría sobre ciertas vivencias pero, aparte de la vergüenza de desnudarme, influye mucho la opinión del entorno… Familia, amigos, compañeros…

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  3. Toda la razón, Rosa, hay temáticas en las que las emociones están más a flor de piel. En otras, puedes quedarte hasta con el abrigo puesto. Pero, aun así, hay que tomar muchas decisiones…
    Un saludo.

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  4. Ahí quería yo llegar, Rubén… El pudor, agrandado por la familiaridad de los lectores. ¿Qué pensarán, qué cuenta se echarán? ¿Omitir eso o callar aquello? Cuestión de no herir sensibilidades cercanas (que no ajenas).
    A medida que nos distanciemos de nuestras propias vivencias y nuestra escritura sea menos auto biográfica, supongo que este nudo se irá desatando, pero mientras…
    Abrazo.

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  5. Ahí está el meollo del asunto, lo que no está en los manuales ni en los cursos para ser escritor. Estas herramientas solo te puede ayudar para conocer lo «estandar», lo que ha tenido éxito hasta el momento, pero no te enseñarán a crear una obra de arte. Solo superando tus miedos se vence el pudor, y con la ayuda de la «musa» inspiración encontramos el camino…

    Felicidades por tus reflexiones, me parecen posts muy buenos, sigue escribiendo 😉

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